CITOMEGALOVIRUS ANTICUERPOS IG G SEMIAUTOMATIZADO O AUTOMATIZADO

La transmisión se produce mediante contacto sexual y la exposición directa a los fluidos corporales infectados, destacando las transfusiones de sangre y los transplantes de órganos. Las infecciones suelen ser asintomáticas, aunque pueden resultar graves en neonatos y pacientes inmunodeprimidos (pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida, con cáncer o receptores de órganos 2). Para la mayor parte de las personas sanas que adquieren el CMV después del nacimiento, existen unos pocos síntomas sin producirse consecuencias a largo plazo. Algunas personas con síntomas experimentan un síndrome similar a la mononucleosis con fiebre prolongada y una hepatitis leve. Una vez que una persona ha sido infectada, el virus permanece vivo, aunque inactivo, para toda la vida en el cuerpo de esa persona. La enfermedad recidivante es muy poco frecuente, a menos que el sistema inmune de la persona se encuentre deprimido debido a medicamentos o enfermedades. Por ello, para la gran mayoría de las personas, la infección por CMV no es un problema grave. Como infección congénita, el CMV infecta a entre el 0,5 y el 2,5% de los recién nacidos. En el lactante puede aparecer una infección generalizada y los síntomas pueden abarcar desde el aumento moderado del hígado y el bazo (con ictericia) hasta la enfermedad mortal. Normalmente, con el tratamiento de apoyo, sobrevive la mayor parte de los lactantes con CMV. No obstante, entre un 80 y un 90% presentará complicaciones en los primeros años de vida como pérdida auditiva, deficiencias visuales y diferentes grados de retraso mental. Otro 5 a 10% de los lactantes infectados pero sin síntomas en el nacimiento sufrirán diferentes grados de problemas auditivos, mentales o de coordinación.